Tuesday, July 8, 2008

50 años sobre los escenarios: JOSÉ CARRERAS


El tenor español José Carreras cumplió, este 2008, medio siglo de cautivar al público con su voz. Comenzó a los 11 años y hoy todavía derrite los corazones de su público.


“¿Sabe por qué usted gusta tanto? Porque cada una de las personas en la sala cree que canta solo para ella”.
Así le explicó una vez el famoso director de orquesta austriaco Herbert von Karajan al tenor español José Carreras el secreto de su gran éxito. Y Von Karajan tenía razón: José Carreras no solo posee una voz potente pero ligera y llena de ornamentos, sino que su expresividad y su cuidadoso fraseo logran emocionar al público. Esa es su gran fortaleza: Carreras llega, con su voz, al corazón de su audiencia.
Este año 2008, José Carreras está cumpliendo 50 años de trayectoria artística. Él es mundialmente famoso, principalmente, porque fue –entre 1990 y el año 2003-- uno de Los Tres Tenores (junto con Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, ya fallecido).


Pero Carreras lleva tanto trecho recorrido porque empezó muy joven: a los 11 años debutó en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, en España, en el papel del niño Trujamán en El Retablo de Maese Pedro , de Manuel de Falla.

Y fue en ese mismo teatro donde, el pasado martes 17 de junio, Carreras celebró sus cinco décadas de bel canto , en un recital compuesto principalmente por canciones napolitanas, que se retransmitió dos horas después a los televidentes de TV-3 y a las cerca de 2.000 personas que se apostaron en la Plaza del Mar, en Barcelona, donde el recital se miró en pantalla gigante.

El diario El País, de España (www.elpais.com), describió la retransmisión en la Barceloneta de la siguiente manera:
“Las sillas dispuestas en la explanada estaban ocupadas casi en su totalidad, y en la playa numerosas personas se hallaban tumbadas sobre toallas, siguiendo relajadamente el recital. La voz de Carreras se escuchaba vibrante y limpia y el público la seguía con un silencio reverencial, más propio del teatro que de la playa”.

El periódico español reseñó también, sobre lo que pasó dos horas antes dentro del teatro, que “un Liceo lleno hasta la bandera había aplaudido a rabiar al tenor, que se entregó a fondo en una larga velada coronada nada más y nada menos que por ocho propinas. En su reencuentro con el público del Liceo… Carreras correspondió al cariño haciendo lo que mejor sabe hacer encima de un escenario: transmitir emociones a través de su voz. Arropado en todo momento por el acompañamiento cómplice del pianista italiano Lorenzo Bavaj, la efusividad lírica de Carreras brilló de forma intensa en las canciones napolitanas, columna vertebral de un recital seleccionado para complacer al gran público”.

Desde niño. Fue el director José Iturbi (fallecido en 1980) quien en 1958 le preguntó al niño, en aquel entonces todavía con timbre de voz de soprano, si se atrevería a cantar ante un gran público. El niño aceptó de inmediato.

Es que, pese a su juventud, José Carreras ya llevaba el amor por el bel canto en la sangre.

Según su autobiografía Singing From the Soul, publicada en 1991, a los seis años el niño vio la película The Great Caruso , con Mario Lanza. Desde ese momento supo que a él también le encantaría poder vivir sobre los escenarios.

Es más, su autobiografía cuenta que, tras ver ese filme, el niño le cantaba incesantemente las arias a sus papás y a sus compañeros, especialmente La donna è mobile.

Luego, a los ocho años, su papá –quien era un policía de tránsito– lo llevó a ver la ópera Aida , de Verdi, protagonizada por la gran soprano Renata Tebaldi. Su amor por el canto lírico quedó en su alma para siempre.

Pese a que venía de una familia humilde –su papá, oficial de tránsito, y su mamá, peluquera–, sus padres consiguieron ahorrar el dinero suficiente para ponerlo en clases de piano y canto. Por las tardes, el pequeño José también cantaba para los clientes de la peluquería de su mamá, quienes a cambio le daban algunas monedas.

De acuerdo con la agencia de noticias DPA, gracias a una gestión de su profesora de piano y canto, a los ocho años Carreras cantó en un programa benéfico de la Radio Nacional de España, lo cual le generó buenos comentarios y su apodo de Rigoletto entre los compañeros de escuela, pues siempre se pasaba cantando La donna è mobile .

Carreras continuó con sus clases de música y entró al Conservatorio Superior de Música del Liceo de Barcelona y fue en su Gran Teatro donde también debutó como tenor en el papel del romano Flavio en la ópera Norma, de Bellini.

La gran estrella de ese montaje fue la soprano española Montserrat Caballé, que desde entonces se convirtió en su mentora, en su promotora, en su protectora.

Sus primeros años. Josep Carreras i Coll nació el 5 de diciembre de 1946 en Barcelona y es el menor de tres hermanos.
Tras su debut en El Retablo de Maese Pedro, a los 11 años, pocos meses después el niño también cantó como soprano en el segundo acto de La Bohème.

A Montserrat Caballé la conoció en el montaje de la ópera Norma , y aunque su papel era pequeño, a Caballé le impresionó el talento del muchacho, por lo que le consiguió el papel de Gennaro en la ópera Lucrezia Borgia, de Donizetti, en diciembre de 1970. Carreras acababa de cumplir 24 años, y este era su primer papel principal.

Su amistad y cooperación artística con Caballé siguió por muchos años más, en los cuales cantaron juntos en más de 15 óperas y en numerosos conciertos. De hecho, el debut internacional de Carreras fue en 1971, en un concierto de María Stuarda, en el Royal Festival Hall de Londres, donde Caballé tuvo el papel principal.

En los años 70, Carreras se fue consolidando. Cantó en el Teatro Regio di Parma (Italia), en la Vienna Staatsoper (Austria), en la Royal Opera House (Inglaterra), en la New York Metropolitan Opera (Estados Unidos), y en La Scala de Milán (Italia).

A los 28 años (en 1975), ya había interpretado el papel principal de tenor en 24 óperas distintas tanto en Europa como en América, y tenía un contrato exclusivo con la casa discográfica Philips. Además, había compartido el escenario con las sopranos más famosas del mundo y había sido dirigido por estrellas de la dirección orquestal como Herbert von Karajan.

En los años 80, Carreras empezó a ampliar su horizonte artístico y empezó a interpretar no solo arias de ópera sino también zarzuelas, musicales tipo Broadway y operetas. Grabó dos musicales – West Side Story (1985) y South Pacific (1986)— y en 1987 grabó la bellísima Misa Criolla , del compositor Ariel Ramírez. También apareció en el filme Romanza Final (en 1986) y en 1987 comenzó a participar en una película sobre La Bohème.

Fue en ese momento que le diagnosticaron leucemia y su vida cambió por completo.

La leucemia en su vida.


El 15 de julio de 1987, con 40 años de edad y estando en un momento muy alto de su carrera, al cantante le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda. El tenor pasó por una operación de autotrasplante de médula y por un tratamiento con quimioterapia y radiación.

Este artista logró recuperarse y sintió que –por la oportunidad que la vida le dio de seguir viviendo y de seguir cantando— él le debía algo a cambio a las Ciencias Médicas y a la sociedad, y estableció –en 1988— la Fundación Internacional José Carreras contra la Leucemia (http://www.fcarreras.es/).

Esta Fundación es una organización que le da apoyo económico a las investigaciones sobre la leucemia, que mantiene un banco de datos de donantes de médula ósea y que le da también apoyo a las personas enfermas de leucemia en España (por ejemplo, pagándoles el hospedaje durante su tratamiento si viven lejos del centro hospitalario al que les corresponde asistir).

Los Tres Tenores. Tras su recuperación, Carreras volvió gradualmente a los escenarios en sus conciertos del regreso, entre 1988 y 1989, cantando con Montserrat Caballé en Medea (1989) y cantando también en Cristóbal Colón (1989). En los años 90, siguió participando en óperas y en recitales por todo el mundo. Pero su momento de fama más grande estaba por llegar.
Pese a que en el mundo del canto lírico José Carreras ya tenía una excelente fama ganada, el reconocimiento mundial (desde entre los amantes de la ópera hasta entre los seguidores del futbol) comenzó en 1990, con el proyecto de Los Tres Tenores, para la Copa Mundial de Futbol de Italia 1990.

Se inició como un proyecto de recaudación de fondos para la fundación contra la leucemia de Carreras y también como la bienvenida de nuevo al mundo de la ópera por parte de sus “hermanos mayores” del canto, Plácido Domingo y Luciano Pavarrotti.

El proyecto tuvo tanto éxito que continuó por muchos años. En 1994, por ejemplo, más de 1.000 millones de personas vieron por televisión la presentación de Los Tres Tenores en Los Ángeles. En 1999, el disco compacto del primer concierto de Los Tres Tenores en Roma había vendido unas 13 millones de copias, lo que lo convirtió en el disco de música “clásica” más vendido de la historia.

Hoy, José Carreras escoge mucho más selectivamente sus conciertos y recitales (solo da alrededor de 60 recitales al año, sobre todo de canciones napolitanas), pero continúa muy activo en el bel canto y continúa provocando suspiros entre quienes escuchan su voz.

También se ha permitido cantar y grabar con artistas que no pertenecen a su mundo, como Diana Rossa, Lluis Llach, Sarah Brightman y Debbie Harry, y continúa muy activo en el trabajo humanitario que desarrolla su fundación.

Hoy, a los 61 años, dice que aún tiene muchas fuerzas para seguir cantando por muchos años más. Así sea.

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